De regreso de Bilbao, recordé una conversación con un amigo y acabé registrándome en billionaire spin. Lo que más me gustó fue la tragaperras de “Txakoli y Pintxos”: cada giro evocaba las callejuelas del Casco Viejo. En mi cuarto giro acerté un bono que cubrió mi billete de tranvía y dejé un extra para una ración de oreja a la plancha. La interfaz en español peninsular es muy cómoda y el retiro de fondos tardó menos de 12 horas. Me quedé con ganas de probar su ruleta francesa pronto.